NUEVA YORK
El primer explorador en atisbar la isla de Manhattan en 1524 fue el navegante Giovanni da Verrazzano al servicio de la corona francesa. La zona, a la que denominó Nueva Angulema, estaba habitada por los indios algonquinos e iroqueses.
La llegada de los holandeses
El segundo en explorar la bahía fue el británico Hudson en 1609, al servicio de los Países Bajos, que dio su nombre al río.
Los holandeses fueron los primeros europeos en instalarse en la zona y en 1614 construyeron Fort Nassau.
En 1626, Peter Minuit, gobernador de la compañía holandesa de las Indias occidentales, compró la isla de Manhattan a los indios, por 24 dólares, y creó una colonia a la que denominó Nueva Ámsterdam. La colonia se especializó en el comercio de pieles con los indios.
En 1674, por el tratado de Westminster, pasó de los holandeses a los ingleses que la rebautizaron con el nombre de Nueva York en honor al Duque de York. Con las colonias vecinas los ingleses constituyeron Nueva Inglaterra.
Con los ingleses Nueva York ganó importancia y prosperidad como puerto comercial, y en 1754 se fundó la Universidad de Columbia.
Nueva York como conflicto
A lo largo del siglo XVIII los colonos ingleses se enfrentaron en numerosas ocasiones con los franceses por el control de Manhattan, guerras en las que los colonos lograron implicar para su causa a las tribus indias.
Nueva York desempeñó un importante papel en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, siendo escenario de varias batallas. En 1775, los revolucionarios se opusieron a los leales a Inglaterra y aprobaron la independencia al año siguiente.
Sin embargo, el estado de Nueva York no ratificó la constitución federal hasta 1788.
Finalizada la contienda, se reunió en Nueva York el Congreso que nombró en 1789 presidente a George Washington, y fue la capital federal durante un año hasta que se trasladó a Washington D.C..
En la década de 1820 Nueva York se convirtió en el centro del activismo abolicionista del Norte. En 1863, durante la guerra civil estadounidense, Nueva York vivió una insurrección civil con manifestaciones muy violentas contra el alistamiento forzoso, conocido como los días del "draft week".
La inmigración y el desarrollo transformaron la ciudad, de tal forma que en 1835 Nueva York se convirtió en la ciudad más grande de Estados Unidos.
Hasta 1898 la ciudad estaba formada únicamente por Manhattan a la que se unieron los distritos de Brooklyn, Queens, Bronx y Staten Island. A ello contribuyó la construcción de muchos de sus famosos puentes y el metro en 1904.
Nueva York en el siglo XX
Durante el siglo XX Nueva York no ha dejado de crecer. La Estatua de la Libertad ha sido testigo de la llegada de millones de inmigrantes (en 1948 ya superaba a Londres como la ciudad más poblada del mundo). Nueva York se convirtió en el centro de la inmigración europea, asiática y de América latina.
Tras la segunda guerra mundial Nueva York se convierte en la ciudad más importante del mundo con un gran peso económico (Wall Street), político (sede de la ONU) y cultural (sustituye a París como meca del arte y de la cultura). Asimismo se ha convertido en un gran destino turístico internacional.
Su historia se vistió de luto tras los criminales atentados del 11 de septiembre de 2001, a partir de los cuales se establecieron unos nuevos estándares de seguridad tanto en Nueva York como en el resto del mundo.
COMIDAS FAMOSAS I TIPICAS
BAGELS
Al pensar en un «manjar neoyorquino» que defina la comida típica de Nueva York, a mucha gente le viene a la mente el tradicional desayuno de café con bagel. La mejor manera de empezar el día: adentrarse en el vertiginoso ritmo de la ciudad armado con un bagel además de barato, está riquísimo. En Nueva York, suelen hervir los bagels antes de hornearlos, por eso están tan gomosos por dentro y duros por fuera. Olvida la paleodieta, un día sin carbohidratos (o al menos un bagel de NYC) no vale la pena.
La comida más típica en Nueva York: la famosa pizza neoyorquina
El siguiente «manjar neoyorquino» en la lista es otra comida típica de Nueva York, el tradicional trozo de pizza. Es barato, puedes comerte uno por unos 2,5 dólares en uno de los 185 000 establecimientos de pizza que hay en el Lower Manhattan. El rápido ritmo de vida de Nueva York ha influenciado claramente en las elecciones gastronómicas; los trozos de pizza se pueden comer en unos cinco minutos, de pie y sin cubiertos tanto para comer como para cenar. Pero ten cuidado, la salsa y la grasa de la pizza sienten una atracción irresistible por las camisas blancas recién lavadas.
Arepas
Nueva York es un crisol de culturas, lenguas y sectores, y no es de extrañar que su demografía se refleje en la comida. La arepa, producto de múltiples influencias latinoamericanas, se ha convertido en un famoso alimento básico en la dieta de los neoyorquinos. Rellenos con queso blanco blando y salado, carne desmechada, fríjoles negros y plátano dulce, los sándwiches de arepas son compactos y —lo has adivinado— fáciles de comer sobre la marcha.
Adjarian khachapuri
Siguiendo con el tema multicultural, esta exquisitez georgiana (del país, no del estado estadounidense) se puede comer en el Cheesboat Brooklyn, y es exactamente lo que el nombre del restaurante implica, una barca de queso. El pan de queso lleva encima un huevo, un cubo de mantequilla y otros ingredientes saludables. Advertencia: no preguntes cuántas calorías hay en esta comida.
Dónut de queso a la plancha
Sí, lo has leído bien, lo mejor del sándwich de queso a la planta con lo mejor del dónut, el dónut de queso a la plancha es una unión armoniosa beneficiosa para todos. No hay nada más estadounidense. Además, ya que el objetivo final de nuestro viaje es la inmersión cultural, tienes que probar por lo menos uno. ¿De acuerdo? ¡De acuerdo! Puedes comer estas delicias en el Clinton Hall. De nada.